Revista nº 194. De Wall Street a Vall Street

DE WALL STREET A WALL STREET.

Tulio Rosembuj

Obama es, seguramente, uno de mejores los políticos actuales. No solo por lo que significa, sino por lo que representa. Esa militancia de origen subterráneo es inédita en los países desarrollados. Hoy no hay Willy Brandt, Olof Palme, o, aún Gordon Brown: activistas ideológicos y comprometidos, que entendían la política como el servicio a la cosa pública. En la antigua Grecia se les hubiera llamado ideotas.

Puede o no coincidirse con Obama, pero, está en el sitio al que aspiraba, con enorme sacrificio y sin traicionar su vocación comunitaria.

Pero, hay algo que chirria. A lo largo de su primera gestión se apoyó en Wall Street para afrontar la crisis financiera de 2008.L.Summers y T. Geithner en el vértice de su política económica y financiera responden a coordenadas bien precisas. Hicieron su carrera política y profesional a la sombra del gran sistema financiero, inclusive, como en el caso de Summers con un indudable bagaje académico. Pero, al mismo tiempo, no se apoyo en otra línea de economía más empeñada en la reforma económica y social, cuyo exponente Cristina Rohmer, renunció al ver sus esfuerzos baldíos. Ni hablar de otros, como los Premios Nobel Krugman o Stiglitz, que ni fueron convocados, ya no elegidos.

Obama, en suma, padece del ambiguo síndrome de renuncia ante Wall Street. A la postre, los esfuerzos keynesianos más notorios vienen de Bernanke del Banco de la Reserva Federal, designado por otro Presidente, rompiendo la lanza de facilitar moneda y comprar deuda pública para combatir la recesión.

Tampoco puede desconocerse la tentativa de la ley Dodds-Frank de regulación bancaria, esfuerzo diluido justamente por la reticencia a su aplicación desde el Tesoro.

Podría afirmarse que es muy fácil a toro pasado formular críticas al Tesoro durante la gestión de Geithner. Sin embargo, desde el propio gobierno Obama, su actuación no fue digna de elogio.

Sheila Bair ,Directora que fuera de la Sociedad del Fondo Federal de Depósitos Asegurados, algo así como el Fondo de Garantìa de los Depósitos, acaba de publicar un libro: Coger el toro por los cuernos(Bull by the horns) donde la figura del Tesoro y de Geithner en particular queda maltrecha. Curiosamente, la autora se define republicana.

La crisis podía haberse resuelto de otra forma, dice Bair. Wall Street consiguió sus propósitos de que todo cambie para que todo siga igual. Las medidas reguladoras o tributarias fueron saboteadas por el propio Geithner. Se opuso sistemáticamente a los impuestos sobre transacciones financieras, sobre los bonus de los directivos bancarios, al aumento de la capitalización bancaria resuelta por el Banco Internacional de Pagos(ahora diluida al máximo).Y sobre todo dirigió el rescate de los bancos y entidades financieras amigas, con generosidad insospechada de dinero público.

Decir que el antiguo Secretario del Tesoro fue un hombre de Wall Street en el gobierno no solo no es original, si no que puede ser vulgar. Al fin y al cabo, también lo fueron los anteriores con Bush y Clinton. Se ve que la práctica es que el lobo sea el guardian del gallinero. Yo pensé, dice la autora, que la nueva administración hubiera sido más dura con los bancos. En cambio, rescató a todos los chicos grandes.(p.159).

No es de extrañar, como lo cuenta Bair, que haya sido el propio Geithner el que haya entregado la cabeza de la Senadora Elizabeth Warren, entonces encargada de la agencia de protección a los consumidores, por su firme postura respecto al sistema bancario.

Ahora que se va, el sustituto de Geithner es una incógnita,pero no demasiado. Se llama Jack Lew y su carrera profesional ha sido al amparo de Citibank. Más de lo mismo.

El Presidente, afirma Bair, necesita designar – y el Senado confirmar- gente fuerte, independiente para regular las instituciones financieras y mercados, que entienda que su obligación como reguladores es la de proteger a la gente y no a las grandes instituciones financieras.

Obama, de nuevo, elige un representante de Wall Street.. Los ganadores de la crisis financiera de 2008 son los que perdieron y los perdedores somos todos los demás.

En Europa esto siempre lo tuvo claro Alemania, el Bundesbank, el Banco Central Europeo. Aquí no hay anticuerpos. El dominio del capital financiero es total e incontrastado. Hay un solo resquicio de esperanza: el impuesto sobre las transacciones financieras, la denominada tasa Tobin, cuyo mérito corresponde al Parlamento de la UE. Pero….