Revista nº 197. Primero, Portugal, después España, Italia, Irlanda. Ahora vienen a por mi.

PRIMERO,PORTUGAL,DESPUES,ESPAÑA,ITALIA,IRLANDA,GRECIA,CHIPRE AHORA VIENEN A POR MI.

Tulio Rosembuj

Chipre indica ahora que serán los ciudadanos de a pie los responsables de pagar las deudas de la banca alemana. El máximo de impudicia, se pensaba, que había sido el rescate bancario español, griego, portugués o irlandés como deuda pública, a cargo de cada uno de nosotros. Pero, se ve que esto no era suficiente. Ahora, la confiscación opera directamente sobre los ahorros de los impositores.

Es curioso como el neoliberalismo nazi no duda en sacrificar sus propios dogmas sobre la santidad de la propiedad y el ahorro cuando trata de salvar su sistema bancario. Ya el corralito en Argentina advertía que cuando se trata de la banca, no hay derechos de ningún tipo que impidan cualquier tropelía. Al fin y al cabo ese es el capitalismo de nuestros días.

El imperialismo alemán impone sus decisiones sobre las instituciones europeas y lo hace con la complicidad del Fondo Monetario Internacional.

El procedimiento recuerda con evidencia la misma mecánica aplicada por los EEUU en América Latina durante los años 80, consistente en endeudar a los países y luego aplicar correctivos brutales sobre sus habitantes mediante planes de estabilización monetaria, para salvar a los acreedores (bancarios). La medicina es la que pretende Alemania para Europa: reducción del déficit, de la deuda, paro. El neoliberalismo en estado puro: la economía de mercado está enferma y hay que purgarla al precio que sea, para salvar los intereses nacionales y financieros. Liquidar, liquidar y liquidar.

La guerra en contra de los más débiles, como es propio de Alemania, es un fracaso anticipado. No habrá salida si es en base al sacrificio del trabajo, de la inversión, de la intervención reactiva del Estado. El antecedente chipriota ilustra lo que vendrá. El sistema financiero y bancario aún no es solvente ni tiene liquidez. Su vulnerabilidad aconsejaría la inmediata publicitación de la actividad, al menos durante el período de tiempo suficiente para sanearla y dirigir sus ahorros, no en contra de los ahorristas, sino a favor del crédito personal y productivo. Sin dirección no habrá saneamiento y sin saneamiento continuará la especulación a corto plazo con dinero ajeno.

Desde la reforma Dodds Frank de los EEUU se señala un camino de regulación que aunque insuficiente permite la gradual regulación del sistema. En cambio, la alternativa alemana pretende que la salvación de sus propios bancos la paguen el resto de los países y ciudadanos de Europa. Y lo está consiguiendo. Alemania ocupa las instituciones de la Unión Europea y convierte su propio interés nacional en interés comunitario.

No hay salida. Nos encaminamos hacia una quiebra sistémica del sistema financiero. Y lo peor, los países han quedado a la intemperie para proteger sus desnudeces.

Salir del euro empieza a ser una opción. Podrá decirse que es mala, pero, no tanto como la solución final alemana. Salir del euro y reconstruir otra Europa, esta vez, sin el peligro del egoísmo nacional y bancario.