Revista nº 198. Los supersalarios de los ejecutivos deberia someterse a Impuesto Especial

LOS SUPERSALARIOS DE LOS EJECUTIVOS DEBERIAN SOMETERSE A IMPUESTO ESPECIAL

TULIO ROSEMBUJ

Publíca El País que los 15 ejecutivos mejor pagados del IBEX 35 ganaron 127 millones en 2012(viernes 22 de marzo).

Telefónica, Ferrovial, BBVA, Iberdrola, B. Santander, Repsol, Abengoa, Gas Natural. Estas empresas pagan a sus principales ejecutivos entre 3 y 10 millones de euros al año.

No es un problema legal, moral o ético, es, simplemente, una desvergüenza. Y es falso decir que con su dinero pueden hacer lo que quieran, porque, viendo los que son, encarnan lo peor de los monopolios privados alimentados por los privilegios públicos o cosas peores. ¿Cómo se pueden justificar salarios de esa proporción?.

Vaya por delante que un inventor o un empresarios schumpeteriano merece cualquier cantidad que sea consecuencia de la innovación, de un bien público indivisible, que todos aprovecharemos. Pero, clama al cielo que esto sucede con bancos salvados de la quiebra por la benevolencia política o empresas nutridas por los presupuestos públicos.

No hay ejecutivo que pueda explicar esas cifras sin sonrojo. Hay un salario mínimo interprofesional que se multiplica al infinito. Hay un salario sociológico mileurista que condena a una generación y hay ejecutivos que no se sabe por qué perciben salarios mil veces superiores.

Uno de los principios de la economía del bien común consiste en una cierta relación cuantitativa entre los salarios menores y los máximos. Se puede partir de Mondragón y fijar un coeficiente de 1 a 5 o inclusive superarlo, de 1 a 20 o, en exceso de 1 a 40. Pero, de 1 a 500 o de 1 a 1000 parece lo que es: una apropiación no motivada.

Esa apropiación rompe con la mínima justicia social. Lo que se reconoce a Einstein no es aplicable a un ejecutivo bancario o de la construcción. Pensemos que son empresas que despiden centenares de trabajadores o reducen al mínimo sus plantillas o, frecuentemente, están en pérdidas. Aún así, hay una retribución estratosférica que no se sabe por qué.

No se puede aceptar que la responsabilidad social corporativa no comprenda la limitación de los salarios de los altos ejecutivos. La misma lógica que inspira el movimiento cooperativo debiera actuarse en cualquier otro ámbito. Son esos mismos ejecutivos los que alzaron artificialmente el valor de las acciones de sus empresas a corto plazo para beneficiarse de bonos o compensaciones extraordinarias.

Debe existir esa relación y el exceso tributar a una escala progresiva del IRPF no inferior al máximo del coeficiente. Todo lo que supere queda plenamente sometida a progresividad continua.

No es solo un problema estético, sino de reparto igual de sacrificios en tiempos de austeridad. Al tiempo que se perturba la supervivencia de los menores; no hay nada que afecte el enriquecimiento desmesurado de los mayores.

La injusticia social es la clave. No hay ejecutivo que valga más que lo que gana el conjunto y si lo vale lo será en una proporción razonable. Los salarios de súper ricos deben ser sometidos a impuesto especial, con nombre y apellido.

Un caso aparte es Inditex, que no está bajo sospecha de compadreo público o ventaja presupuestaria; pero, asimismo, que Pablo Isla reciba una retribución de 9 millones y medio de euros es una bofetada. No hay razonabilidad alguna para que más allá de la proporción que se pueda establecer no quede comprendido entre los que hacen de su privilegio una bandera blanca de rendición para los pobres.

Christian Felber, en la economía cívica, postula que exista un salario mínimo y máximo fijado por ley. El salario máximo se fija por ejemplo en veinte veces el salario mínimo. El factor veinte es más que suficiente para retribuir a cualquier persona, incluidos los altos directivos, que, sin causa aparente, han hecho de la apropiación del excedente de la empresa su principal actividad.

“Una vez que se supera cierto techo –dice Felber-, la desigualdad no sirve más a la sociedad sino que la perjudica”. Así estamos. La codicia y la desmesura se convierten en el espejo que nos devuelve la imagen deformada de la sociedad.