Revista nº 204. Tu que entras, deja toda esperanza…” (Dante)

“TU QUE ENTRAS, DEJA TODA ESPERANZA….”(DANTE)

TULIO ROSEMBUJ

1. En 2008 el sistema financiero y bancario global, diecisiete grandes entidades, sumieron en la desesperación a países, pueblos, millones de personas. Por un momento tuvimos la ilusión que entre la ley y el impuesto podría encauzarse lo que fue un comportamiento predatorio, voraz, de pura codicia. Por un momento pensamos que el capitalismo financiero no es equivalente a la economía de mercado y que los mercados productivos y gobiernos actuarían en su propia defensa. Estábamos equivocados. Han ganado los malos: vuelven los altos beneficios bancarios, retornan los irracionales salarios de los altos directivos financieros, no hubo significativas exigencias de capital al sector y, al contrario, hasta ahora, las pérdidas de su especulación han sido asumidas por los Estados y los contribuyentes.

El capitalismo financiero es el dueño de los gobiernos y de los mercados. No hay salida. Todo lo que sabemos no sirve de nada, porque la verdad es débil frente al impenetrable cinismo del poder bancario. Vuelven los malos vientos soplados por los mismos que nos llevaron a la peor recesión y depresión desde los años 30 del siglo pasado.

Y no hubiera debido ocurrir. Básicamente, porque mientras no se corrijan los males de fondo no habrá oportunidad para la mínima justicia social e igualdad.

2. Los bancos están exultantes. No solo se han salvado con dinero ajeno, sino que conservan intactas todas sus capacidades especulativas. Pero, además, con una pizca de soberbia y arrogancia, sobradamente justificada, ahora asoman la cabeza para bajar líneas doctrinarias. Unos defienden el despido libre; otros, acusan a las cajas de ahorro como responsables de la crisis. Ni lo uno ni lo otro. Que el gobierno súbdito les complazca no significa que la reforma laboral sirva para contrastar nada más y nada menos que el 26% de la tasa de paro. Al contrario, el trabajo es un bien escaso porque conviene a los cultores del falso equilibrio presupuestario y de la reducción de la deuda pública (que, por cierto, no deja de aumentar).Hay dinero para la salvación de la banca, pero no para ofrecer garantía de trabajo para el que lo quiera. Las cajas de ahorro, por otra parte, fracasaron, pero no por lo que se afirma, sino porque abandonaron sus principios de mutualidad y ausencia de lucro que las caracterizaba. El fracaso es porque trataron de imitar a la banca, a sus dirigentes, a sus políticas. Aquellas otras, las menos, dignas de elogio son, precisamente, las que conservaron sus señas de identidad original. Es el fenómeno simétrico que llevó al fracaso del grupo cooperativo de Mondragón: la devaluación del papel del socio cooperativo, de la finalidad social de la cooperativa.

3. La puntilla a nuestras ilusiones ocurre ahora en Dinamarca. Goldman Sachs uno de los protagonistas más despreciables de la crisis financiera es acogido por el gobierno de uno de los pocos Estados modelo de bienestar para que participe, nada más y nada menos, en la compañía pública de energías renovables. Un lobo en el salón de las ovejas..Una firma como esa que ha participado en las peores fases de la especulación, del abuso en la crisis de países como Grecia, que ejerce una posición dominante contra cualquier indicio de regulación e impuesto; aparece blanqueada por Dinamarca. Hace poco se denunciaba la expansión de GS en el control de almacenes de mercancías, que le llevaba a imponer sus condiciones en los mercados donde actúa. Usted si; usted no. Ahora, compartirá la lucha contra el cambio climático porque Dinamarca le concede la patente de bondad. Bueno, al fin y al cabo, eso es el capitalismo vencedor: los financieros de la mano de las petroleras. Si esto ocurre en ese país gobernado por la socialdemocracia y los socialistas no queda otra que afrontar la vía del infierno: entrar y abandonar la esperanza. El pesado cansancio moral no nos impide decir que es un error, un grave error. La magia del dinero es inextinguible.