EL DIFICIL ARTE DE GOBIERNO

El dificil arte de gobierno

No es fácil el gobierno de cualquier cosa.Ser padre o madre,presidente de la comunidad de propietarios o de la asociación de vecinos, alcalde, Primer Ministro, en suma, es difícil.La actividad humana que supone guiar o dirigir a otros con autoridad propone decisiones complicadas porque no es común satisfacer a todos al mismo tiempo,sin que se produzcan irritaciones, agravios, heridas.Claro, hay quienes esto lo entienden y otros que fingen.Se puede mistificar el gobierno haciendo ver que se ejerce la autoridad que no es tal o planteando alternativas al mínimo coste que gustan a la mayoría sin apenas reflexión.Lo barato es atractivo y si es gratis mejor.Esto no significa gobernar.

El arte de gobierno se basa en la profecía,en la previsión anticipada de los riesgos y de los costes.Cuanto más se influye en los demás; los regalos son escasos, porque, siempre, siempre, habrá otros que los deberán pagar.La verdad, dicha entre nosotros, es que el gobierno de cualquier cosa es antipático e ingrato.Por eso los convocados no suelen ser los elegidos.

Pongamos por caso el tema tributario.En el país de las maravillas sería lógico que hubiera bienes públicos gratuitos, que el gasto público sirviera para atender cualquier clase de necesidades públicas y sociales; sin que hubiera de pagarse nada por su goce o disfrute.En el país de las maravillas,cualquier idea de ahorro o austeridad sería una estupidez, porque la bonanza es eterna y llueven euros del cielo.El gobierno de la eterna primavera ni siquiera requiere gobierno.

La realidad es menos complaciente.Hubo buenos momentos que ya se terminan.Hubo grandes oportunidades que ni tan siquiera se aprovecharon con visión de futuro.Hubo crecimiento y superavit que deberán revisarse.Ahora,se necesita autoridad y guía.

Es inaceptable la comunión de idea sobre la rebaja fiscal,sin que se advierta que no hay otro medio o recurso público genuino para financiar el abrumador nivel de gasto público conseguido y, sobre todo, para impedir el aumento desmesurado de la evasión fiscal.

La rebaja fiscal,efectivamente,es un estímulo a la evasión fiscal,porque obliga a reforzar la Agencia Tributaria(más recursos,más personas,más gasto) dado que los costes privados del impago pueden ser convenientes y aconsejables para no pagar.Pero, no solo.Es una via de refuerzo del autoritarismo administrativo:más formularios, requerimientos, comprobaciones, investigaciones.

O sea,lo que puede ser un aumento de recaudación se convierte en un incremento de gasto público.El gobierno del regalo,del descuento natalicio, es promotor, a la vez, de menos ingresos y de más gasto.La cuadratura del círculo.

Hay una mera redistribución de rentas.Los costes de la administración tributaria se convierten en costes sociales para todos, para el Estado y la sociedad civil.

Al contrario,un nivel de imposición razonable, ajustado, a las necesidades públicas y sociales que tome en cuenta los tiempos de tormenta por venir(vulgarmente, financiarse con impuestos antes que con deuda o inflación) implican restringir la evasión sin crear más burocracia.

“Si hay evasión fiscal, la caida de los ingresos tributarios se verá compensada por el incremento de los tipos impositivos y no habrá pérdidas sociales a menos que el incremento tenga más efectos negativos de asignación de recursos, que los que hubieran producido los impuestos evadidos, si la evasión no se hubiera practicado.”(Richard Posner).

En palabras simples, un nivel correcto de impuestos desalienta la asignación de más recursos destinados a la aplicación de las leyes, a la ampliación de las potestades administrativas, a la penalización por incumplimiento.

Puede ser paradójico,que se promueva mantener la carga fiscal para impedir el mayor gasto en la gestión tributaria.Aparentemente,sería cierto lo contrario.Si se bajan los impuestos disminuye el estímulo a la evasión.Sale más a cuenta pagar que no hacerlo.Pero, esto parte de una premisa falsa.La evasión de masa, de los pequeños, es hoy perfectamente controlable y, presumiblemente, no superan el límite de lo conocido:módulos, agricultores, pymes, autónomos, profesionales.Son sectores sensibles a la Inspección y a la sanción, pero, sobre todo, sensibles a un cierta clase de colaboración en la contribución al gasto público.Forzar más actividad administrativa sobre estos contribuyentes no supone sino aumento de gasto público que de otro modo puede recaudarse automáticamente, un cambio de cromos.La parte sustantiva de los ingresos tributarios vienen de los pequeños.

La evasión descontrolada no es la de los pequeños, sino de los grandes.La rebaja de impuestos les favorecen, pero, esto no impide que continúen con sus planes de minimización, porque para ellos el impago es una opción financiera que puede tener un precio de ejercicio favorable a largo de años.(Al dia de hoy, después de una década, se acaba de resolver el sobreseimiento del caso de las cesiones de créditos del Banco de Santander y las responsabilidades penales de sus directivos).Tampoco, cambia la perspectiva de las redes y tramas organizadas de fraude fiscal,la industria offshore.

Por lo tanto, el arte de gobierno basado en las rebajas supondrá más administración, más inspección, más sanción, para el control de lo conocido, de los pequeños.Esto no es que sea opinable, es un error, puesto que, en general, cumplen mejor que los que han hecho de la minimización fiscal un fin explícito de su actividad y de los que asisten a su materialización.

No hay guía de referencia,no hay autoridad clara que advierta de los riesgos y costes de la solución indolora y anestésica de la rebaja de impuestos.Es una pura ilusión financiera.Peor aún. No habrá una segunda oportunidad si la fronda de la recesión se confirmara. Nos quedaríamos sin margen para la rebaja de impuestos y el control austero del gasto público.

Nótese,como una decisión frívola puede impedir la medida en caso de necesidad acuciante.Menos impuestos, hay que decirlo, supone menos gasto social,educación,sanidad,seguridad social, etcétera.Los beneficios de la rebaja no serán para el contribuyente de masa; pero, seguramente, a ellos les afectarán los perjuicios.

Tulio Rosembuj

Catedrático de Derecho Financiero y Tributario