HOLA RENTA 2003 ADIOS

Llega la renta 2003 y se va. No seguirá. No es que vayamos a derramar lágrimas por su ausencia, pero, nos dejará un buen sabor de boca. Fue de las primeras experiencias logradas de cambio de pensamiento fiscal de los sesenta. Y esto probablemente alineó a España con un entorno particularmente agresivo en la atracción de capitales mediante el uso indebido de los impuestos por otros países, sean paraísos fiscales o no (Irlanda, Holanda, Luxemburgo).

 

La preocupación legítima por la competencia fiscal lesiva obligó al anterior gobierno a retratarse en la disciplina de los rendimientos del capital mobiliario, intereses, beneficios y dividendos, y plusvalías financieras. La premisa era clara: si no reducimos los costes fiscales se nos va el dinero a cualquier otro lado, del área euro o dólar. Hay que conseguir, suponemos se pensaba, que fuera más caro llevarse el capital fuera que dejarlo aquí dentro trabajando.

 

La apuesta funcionó. Las disminuciones de impuesto al capital desalentaron su fuga.

 

La renta del capital, por así decirlo, quedó gravada en si misma, separada de las otras rentas, en forma objetiva, real, despersonalizada, como una mercancía en poder del contribuyente que le ofrecía un retorno ordinario a su inversión.

 

Claro la contrapartida fueron las otras rentas, las que difícilmente pueden decir hasta pronto sin que alguno se de cuenta. Las retenciones al trabajo se convirtieron en dominantes y junto con las demás, inmobiliarias, profesionales, económicas preservaron el interés fiscal con suficiencia.,ayudadas por la fase expansiva del ciclo económico.

 

Esto si que fue determinante. El mérito Rato fue que supo leer el desarrollo del partido. Si hay consumo, inversión, exportaciones en alza pueden bajarse los impuestos sin que sufra la recaudación.

 

El precio pagado fue la desigualdad tributaria. Los trabajadores y, en general, los peque-os propietarios y empresarios pasaron a ser los pilares del sistema. Las rentas más elevadas recibieron el premio por quedarse aquí.

 

Ahora, el nuevo gobierno propone un cambio en profundidad de la próxima renta 2004.El proyecto PSOE se concreta en cuatro puntos.

 

Primero, aumento sustancial del mínimo exento.

 

Segundo, configuración del nuevo impuesto con dos tramos de renta: uno general al 25% y el otro al 40% circa.

 

Tercero, las plusvalías por venta de acciones o inmuebles gozarían de un mínimo exento y el exceso tributarían como rendimientos del trabajo y por tanto a la tarifa general, sea al tipo medio o alto.

 

Cuarto, cambio en la deducción por aportaciones a planes de pensiones.

 

Las ideas son positivas. El camino hacia la flat-tax, con uno o dos tipos de gravámenes parece inevitable, por razones de simplificación y equidad. De que sirven mil tramos de renta progresiva que nunca llegan a aplicarse. Pero, esto, y lo tendrán presente suponemos, implica, al mismo tiempo, la eliminación total o casi de todas las reducciones, deducciones o bonificaciones en la base o cuota del impuesto. De otra forma no se puede mantener la recaudación. La pregunta del millón es si el mínimo exento será suficiente para redistribuir en favor de los más pobres o se tendrá que complementar con alguna otra medida de más envergadura. Y pensamos en el dividendo social, por ejemplo, el pago de una cuantía fija, periódica a las rentas menores del trabajo. Algo así como lo que hizo el PP para la madre trabajadora , pero, con un carácter universal y difuso. Lo veremos.

 

Lo que realmente es reprochable y definitivamente tiene que ver con la ideología fiscal de los sesenta es el tratamiento que se pretende a las rentas del capital. Era más inteligente la propuesta del PP de rebajarlas a l l2%.Y no es que estemos defendiendo a los ricos, que ya tienen quien les defiendan, sino que la solución socialista será un claro incentivo para buscar otros lugares más generosos desde la perspectiva fiscal. Aquí no hay misterios. Si el razonamiento es que se queden y paguen, mantengan el l5% actual, pero dejen de jugar como universitarios, gravándolas como rendimientos del trabajo, que no lo son, porque será más barato pagar al asesor fiscal y deslocalizar, que hacerlo como estoy obligado.

 

Finalmente, un deseo, cruzando los dedos, y mirando al cielo, además, que siga el ciclo expansivo, porque de lo contrario…